Aunque hoy en día las técnicas aplicadas en la viticultura y vinificación hacen cada vez más difícil el encontrar vinos en mal estado, es necesario conocer los defectos más comunes que el vino puede presentar para poder identificarlos en su momento.
Y es que las alteraciones organolépticas del vino se pueden apreciar de la misma manera en la que se degustan sus maravillas: por medio de los sentidos, de la vista, el olfato y el gusto. Te contamos cuáles son los fallos más comunes que puede tener una etiqueta.
Corcho húmedo
El corcho de alcornoque es la mejor opción para embotellar vinos; sin embargo, se corre el riesgo de que haya contaminación. Esta sucede cuando el vino entra en contacto con un corcho infectado por hongos, por TCA (tricloroanisol); pero también puede aparecer en otros utensilios o elementos de madera (como las barricas), depósitos y paredes.
Olfativamente, este defecto se percibirá con olores a humedad, cartón mojado y moho. Además de que provocará que el vino pierda sus sabores frutales, destacándose lo amargo o simplemente dejándolo sin sabor.
Oxidación
Este proceso se da cuando el vino entra en contacto con el oxígeno y este puede producirse durante su elaboración o después del embotellado. Cuando hay una exposición excesiva al oxígeno, el vino se torna gradualmente de color marrón, ya sea blanco o tinto. Por supuesto, va perdiendo su carácter olfativo frutal y se genera una nota a que recuerda olores rancios como caldo de carne, humedad, olor a acelga o curry. En cuanto al sabor, se vuelve mucho más amrgo seco y con notas de quemado o tostado. También pierde su acidez, volviéndose un vino diluido.
Olor a azufre
El dióxido de azufre es la sustancia química más usada en la vinificación; se emplea como antioxidante y antiséptico. Los vinos blancos son los que presentan más concentración de este elememto, ya que al no contar con polifenoles y taninos que los protejan, se tiende a añadirles más dióxido de azufre.
Sin embargo, si las cantidades son excesivas pueden dañar elvino, causándole un olor punzante a cerillas recién apagadas, caucho o fósforos quemados. Además que provoca la pérdida de los sabores frutales y ghace destacar lo amargo o sin gusto. Puede causar picor y sequedad al probarlo.
Huevos prodidos
Este olor, que también puede ser percibido como a ajo o vegetales podridos, se da por un compuesto químico llamado ácido sulfhídrico y aparece en el vino durante el trasiego en regiones cálida al no haber sido suficientemente oxigenado.
Este compuesto puede proceder de dos fuentes:
- De la uva: procedente de fungicidas utilizados para el tratamiento de la vid.
- De la adición en exceso de dióxido de azufre (SO2) al mosto, o bien, al vino acabado.
Olor a vinagre (acidez volátil)
Este defecto también puede ser percibido como un olor a esmalte de uñas y en boca, se percibe como sabor a vinagre, agrio y sin intensidad. Aparece cuando los vinos son expuestos al oxígeno por muicho tiempo, porque no son cerrados de forma adecuada o porque se conservaron de pie (en forma vertical), lo que hace que el corcho se seque, se contraigha y permita la oxigenación.
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