Cuando Jesucristo reunió a sus 12 apóstoles para la Última Cena, y consagró el pan y el vino, instituyó el sacramento de la Eucaristía… A partir de ese momento, el vino adquirió una relevancia religiosa que continúa hasta el día de hoy, pues dicha ceremonia continúa celebrándose.
Y aunque pensemos que el vino utilizado para la consagración debe ser tinto, pues el color rojo remite a esta idea de la sangre de Cristo, no tiene que ser de este tipo necesariamente, ya que desde hace muchos años también el vino blanco es usado para celebrar este sacramento.
De hecho, una encomienda renacentista recomendaba consagrar con vino blanco porque así se evitaba manchar de rojo los paños del altar con los que se limpia el cáliz. Por eso, en la actualidad el empleo de vino blanco está mucho más extendido, aunque en realidad el color del vino no es una característica trascendente para la Iglesia.
Existen otros aspectos que son más relevantes y que los vinos deben cumplir para llevar en su etiqueta la leyenda de “Vino para consagrar”.
Las características del vino para consagrar
Según el Código de Derecho Canónico, en el canon 924, el vino para la consagración debe ser natural, del fruto de la vid, y no corrompido. Es decir, no se puede agregar ningún aditivo ni preservante.
Así pues, este tipo de vinos deben proceder exclusivamente de la Vitis Vinífera de cualquier variedad (aunque una de las más utilizadas es la moscatel), por lo que no se pueden utilizar vides consideradas como salvajes. Su contenido de azúcares debe provenir de forma natural, ya que no se permite añadir azúcares ni mosto antes de la fermentación. El agregar colorantes y conservantes también está prohibido. La fermentación tiene que ser realizada con levaduras naturales, excepto que exista por algún motivo problemas con el arranque de la fermentación alcohólica.
Por lo tanto, si por el tipo de uva el vino adquiere un tono tinto, blanco o rosado, será válido su uso, siempre y cuando se respeten las características de producción ya mencionadas.
Y aunque el Derecho Canónino no menciona nada sobre si el vino debe ser dulce, seco o semiseco; en este ámbito suelen usarse y gustar los caldos dulces. Algo que también se volvió tradición desde hace ya mucho tiempo, ya que antiguamente los sacerdotes celebraban la misa en ayunas, por lo que se prefería que el vino fuera dulce para que el azúcar les aportara energía.
Es relevante señalar que los vinos de consagrar deben tener una leyenda que indica que son aprobados por la autoridad eclesiástica para tal uso, además de que la firma de la autorización tiene que ir impresa en la etiqueta de la botella.
Hecho en Aguascalientes
Viñedos Casa Leal, con 60 años de experiencia dedicada a la elaboración de vinos, destilados y concentrados, ofrece un vino generoso para consagrar llamado Ángeli Custódes, que es de color amarillo pajizo y que presenta aromas a miel, vainilla, caramelo y a frutas como la manzana. Es un vino dulce, con buena persistencia en boca y que también puede acompañarse con pan dulce, chocolate amargo o quesos suaves.
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