Vino y dieta: Beber sin remordimientos - Aguascalientes Wine

Al contrario de lo que muchos creen, el vino no está peleado con la buena alimentación. Por supuesto, un factor primordial para que una dieta no se vea afectada es la moderación: si te bebes una botella al día, lo más seguro es que tu dieta no tenga el efecto deseado; pero si tu consumo se restringe a un par de copas en alguna salida con amigos, una cena romántica o una reunión, no te debes sentir culpable de haber bebido.

Sobre esto, la famosa nutricionista Tanya Zuckerbrot recomienda que si ese día vas a beber, lo mejor es tratar de consumir menos calorías, para compensar las calorías vacías que todas las bebidas alcohólicas poseen y que no aportan nada al organismo.

Una copa de vino, que generalmente contiene 150 mililitros, posee entre 110 y 180 kcal. Y aunque, como bien se dijo, son calorías vacías, el vino aporta beneficios que otras bebidas no; por ejemplo: mejora la salud cardiovascular, es fuente de antioxidantes y también brinda felicidad…

Aun así, hay que cuidar mucho la cantidad que se bebe: 1 copa diaria para las mujeres y dos, para los hombres. Por supuesto, si se está llevando una dieta para bajar de peso, lo mejor será restringir un poco más el consumo: puede ser parte del cheatmeal que muchos nutricionistas implementan o implementar un consumo de solo los fines de semana; pero no es necesario eliminarlo por completo.

¿Qué vino elijo para llevarlo con la dieta?

Hay que tomar en cuenta lo siguiente:

  • Los vinos tintos suelen tener más carga calórica que los vinos blancos. Aunque la variedad de uva puede jugar en contra: un chardonnay, por ejemplo, puede tener lo mismo que un tinto.
  • Los vinos secos tendrán menos azúcar que los vinos semidulcesvinos dulces, para ser exactos 0,5 gramos de azúcar por copa.
  • Y por último, cuanto más concentración de alcohol tenga el vino, más carbohidratos tendrá.

Así pues, sobre qué vino es mejor elegir, los expertos mencionan que el blanco sería la opción más indicada, ya que suele tener aproximadamente 10 gramos de contenido alcohólico. Por supuesto, los que más se deben evitar son los vinos dulces, precisamente por la cantidad más elevada de azúcar que presentan. En cuanto a los tintos y rosados, no hay problema, pues tienen aproximadamente las mismas calorías que los blancos.

Además de esto, hay que considerar…

Que el alcohol por sí solo no engorda o, al menos, no hay suficiente evidencia científica que lo compruebe. El divulgador científico Gary Taubes, en su libro Cómo engordamos y qué hacer al respecto, menciona que aunque el alcohol aumenta la producción de grasa del hígado, no conlleva de forma intrínseca un aumento de peso, ya que “almacenar estas calorías como grasa o de quemarlas depende de si comemos o bebemos hidratos de carbono con el alcohol, algo que hacemos de forma habitual”. Así que, en realidad lo que engorda, es el comer carbohidratos al mismo tiempo que se consume alcohol.

Además de esto, se comprobó, por medio de un experimento hecho con ratones en el instituto británico Francis Crick, que el alcohol envía señales al cerebro que provocan un consumo mayor de comida (una quinta parte más). Se registró un aumento de actividad en las neuronas AGRP, células cerebrales consideradas clave en el proceso del hambre y saciedad.

Por estas razones, se recomienda que, durante una dieta para bajar de peso, se procure beber el vino después de haber comido, más si se está bajo un régimen alimenticio para bajar de peso.

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